Investigadores de la UMA alertan sobre el peligro de inundaciones en áreas habitadas de Málaga
Profesores del Departamento de Geografía editan una publicación sobre factores desencadenantes, áreas sensibles y recomendaciones para abordar el problema
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Un grupo de profesores e investigadores del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga, liderados por el catedrático José Damián Ruiz Sinoga, ha editado una publicación que alerta sobre el riesgo de sufrir graves y recurrentes inundaciones en zonas de población altamente habitadas de la provincia de Málaga.
Los investigadores de la UMA analizan y describen un escenario proclive a soportar episodios graves de catástrofe por inundación, fruto de la combinación de tres factores principales: La ubicación geográfica de la provincia en Málaga -entre dos mares y dos continentes-, donde desde que hay mediciones son recurrentes los episodios de aguaceros torrenciales; un modelo descontrolado de ocupación humana que ha llevado a urbanizar llanuras de inundación de los principales ríos, arroyos y desagües naturales de sistemas montañosos; junto a un proceso histórico y prolongado de deforestación.
Un cóctel de factores que lleva a los investigadores de la Universidad de Málaga a hablar de “episodios previsibles y recurrentes de catástrofe por inundación”.
Los geógrafos de la UMA publican un inventario de las áreas más sensibles a sufrir estos episodios, clasificando cuatro tipos de escenarios sobre los que habría que actuar: Zonas urbanas con infraestructuras deficientes, entornos periurbanos con patrones de crecimiento desordenados, urbanizaciones costeras en llanos de inundación y urbanizaciones en las primeras elevaciones de sistemas montañosos.
Necesidad de reforestación
En la provincia de Málaga existen zonas con un comportamiento hidrogeológico muy poco permeable, muy proclives a la generación de crecidas de arroyos y ríos dada la escasa capacidad de infiltración de sus suelos. Esto último, según los expertos de la Universidad de Málaga, “está estrechamente relacionado con la escasez de vegetación”.
El abandono de actividades agrícolas, los incendios forestales y las prácticas de cultivo inadecuadas contribuyen a que una parte no desdeñable de la precipitación incida sobre el suelo desnudo, propiciando su erosión y la generación de escorrentías con una intensidad y magnitud superior.
Por su parte, la mano del hombre en áreas de intensa urbanización anulan una buena parte de la capacidad natural de infiltración, sustituida por una red insuficiente de drenaje artificial. El dimensionamiento y la disposición de estos elementos en el territorio son trascendentales para prevenir daños por inundación.
Cambio climático y futuro
En las previsiones que divulgan los geógrafos de la UMA, los efectos del calentamiento global no van a pasar desapercibidos en la provincia. A futuro hablan de un doble patrón; en la zona centro oriental, la dinámica será de una mayor aridez; mientras la occidental tenderá a sumar más precipitaciones, más intensas y, por tanto, más erosivas.
Todo ello conducirá a una reducción de la biomasa y al afloramiento de suelos desnudos, favoreciendo la aparición de procesos de erosión del suelo durante las precipitaciones. A ello se unirá la sucesión de rachas secas sin lluvia y sequías cada vez más frecuentes en zonas interiores, precisamente donde se sitúan los reservorios de agua potable.
"Reforestar, intensificar la cubierta vegetal, mejorar las redes de drenaje, incrementar la capacidad de evacuación de pluviales en zonas urbanas sensibles, evitar las represas que suponen infraestructuras mal planeadas y divulgar los riesgos a la población" son algunas de sus recomendaciones.
Finalmente, ya que se tratan de fenómenos predecibles, abogan por la puesta en marcha de “sistemas que sirvan para alertar a los ciudadanos utilizando las nuevas tecnologías”.
En el trabajo han colaborado los profesores e investigadores de la Universidad de Málaga José Damián Ruiz Sinoga, María Jesús Perles Roselló, José María Senciales González, Federico Benjamín Galacho Jiménez, José Jesús Delgado Peña, Juan Francisco Martínez Murillo y Emilio Ferre Bueno.