Construir una ciudad inclusiva que elimine las barreras que conducen a procesos de discriminación y exclusión es el objetivo del Decálogo ‘Humanizando la ciudad de Málaga’, que hoy se ha presentado en el Rectorado. Ha sido elaborado por la Cátedra Cultura de la Diversidad y Justicia Social, impulsada por la Universidad de Málaga y la Fundación Unicaja.

Los diez puntos en los que se basa el propósito de humanizar la ciudad de Málaga están sustentados en el deseo de consolidar unos espacios democráticos, inclusivos y respetuosos para la sociedad. La finalidad del decálogo es que Málaga sea una ciudad para todos, donde lo importante no sean sus edificios, sino sus gentes, y con una premisa clara: el respeto a la diversidad.

Esta ha sido siempre la línea de trabajo de Miguel López Melero, catedrático emérito de la UMA y director de la Cátedra, quien ha presentado públicamente este trabajo junto a la vicerrectora de Igualdad, Diversidad y Acción Social de la UMA, Isabel Jiménez, y Ana Cabrera, responsable de Solidaridad Social y Educación de la Fundación Unicaja.

López Melero se ha mostrado partidario de abrir un espacio de participación y reflexión con instituciones y entidades malagueñas en el que se debatan los puntos que incluye el Decálogo, de forma que se puedan aplicar. “Queremos una Málaga para todos, cosmopolita e inclusiva, en la que la ciudadanía se enriquezca con todas las expresiones culturales, artísticas y de organización del espacio público”, ha afirmado el catedrático.

Por su parte, la representante de la Fundación Unicaja ha manifestado su satisfacción con el ‘Decálogo para humanizar la ciudad de Málaga’ y ha asegurado que los objetivos de la Cátedra “casan totalmente con la acción social que nuestra Fundación desarrolla en su día a día. Esta alianza con la UMA ya está dando resultados de los que nutrirnos y nos ayudan a buscar nuevas estrategias para la toma de decisiones y la promoción de futuros proyectos”.

En este sentido, la vicerrectora de Acción Social ha señalado que “la vida democrática requiere igualdad de oportunidades y para ello hay que reconocer la diversidad, para lo que es necesario poner en marcha políticas de equidad”, muchas de las cuales se resumen en el decálogo, cuyos diez puntos tienen los siguientes enunciados:

1.- Málaga, ciudad inclusiva y respetuosa con la diversidad: la diferencia como valor
2.- Planificación y diseño de la ciudad: Organización del espacio público y accesibilidad
3.- Reconociendo la diversidad de expresiones culturales: Vivir la cultura
4.- Por una Málaga segura
5.- Construir una ciudad feminista
6.- Málaga, ciudad de las niñas y de los niños
7.- Málaga educadora: una educación para todas y para todos y para toda la vida
8.- Comunicación y lenguaje inclusivo y educativo/respetuoso
9.- Málaga, una ciudad sostenible, respetuosa con la naturaleza y el medio ambiente
10.- Málaga, una ciudad deportiva y saludable

Concluye el decálogo con la siguiente premisa: “La educación para la convivencia democrática y participativa nos abre la esperanza para la construcción de un proyecto de sociedad malagueña
y de human y participativa nos abre la esperanza para la construcción de un proyecto de sociedad malagueña y de humanización nueva, donde el pluralismo, la cooperación, el respeto y la libertad sean los valores que definan las relaciones entre las culturas donde la diversidad humana está garantizada como elemento de valor y no como lacra social, sino como reconocimiento de la dignidad de la que todos los seres humanos somos portadores”.

Acerca de la Cátedra
La Cátedra ‘Cultura de la Diversidad y Justicia Social’ se presentó en los últimos meses del año pasado.  Bajo el mecenazgo de la Fundación Unicaja, su finalidad es crear e impulsar, bajo dicha denominación, un espacio de debate, investigación, formación, docencia y divulgación de la Cultura de la Diversidad y la Justicia Social. Vivimos un mundo cada vez más global, con constante flujo de personas desarraigadas entre países y, cada vez más, de sociedades con marcada interacción multiétnica. En este escenario internacional de incertidumbre social se impone, con urgencia, un profundo análisis y una crítica reflexión sobre los orígenes de esta nueva sociedad multicultural que plantee –desde los derechos humanos– soluciones, líneas futuras de actuación y modelos de convivencia ciudadana y política basados en la equidad y la justicia social.